miércoles, 4 de mayo de 2011

Si me dijeran que soy poeta.

“Para muchas personas el poeta tiene derecho a emborracharse, a decir majaderías, a ser rebelde porque sí, a transgredir las leyes: el poeta es superior al orden. Y yo siempre he querido emborracharme como cualquier hombre, con el mismo sentimiento de liberación de culpa.” Jaime Sabines


Qué horrible debe ser que te llamen poeta, la gente esperará que poetices en cualquier momento, que mires la copa de licor, la levantes y seas bohemio. Lo mismo solemos hacer con el que llamamos psicólogo, pensamos que nos estará psicoanalizando mientras dure la plática. Para ti, poeta, es difícil, doloroso. No haces poesía, te la arrancas de las entrañas, la pones en el papel o en tu computadora, llena de pus y sangre. Imagínate a todos quienes te llaman poeta y esperan que para la sobremesa improvises unos versos para amenizar la velada, sería como decirle a futbolista que metiera unos goles así nomás, sólo porque se lo pedimos y vaya que el ejemplo quizá fue un facilismo. Tú esperas ir al beisbol y tomarte una cerveza, platicar y mentarle la madre al “ampayer” cuando no sanciona adecuadamente los lanzamientos, pero nuestra cultura nos ha enseñado que los poetas son una especie rara de seres que suelen ser incomprendidos y en el mejor de los casos los tratan como si fueran criaturas indefensas, “pobrecito, es poeta”, dirán cuando te vean caminar tambaleándote por la calle completamente borracho o drogado, digo drogado porque seguramente el poeta debe fumar, inhalar, inyectarse o tomar alguna sustancia; no cualquier persona escribe las cosas que tú. En otros casos eres un sociópata, hippie, sucio, seguramente un depravado que se refugia en la poesía para saciar sus más bajos instintos, un loco, en resumen. Todos llamándote poeta y diciendo que lo tuyo es poesía, mientras tú tratas de explicarles que eres un tipo normal, o al menos, como decía el maestro Sabines, te gustaría ser como cualquier hombre. Todos llamándote poeta y tú tratando de explicarles que quieres otra cerveza, que lo que te quema por dentro es sólo calor y no lo que ellos han dado por llamar poesía. Todos llamándote poeta y tú escupiendo sangre sólo para que vean que eres como ellos, que la única diferencia es que no te conformas y te atreves a decir lo que piensas y sientes. Seguramente si me dijeran que soy poeta, pasaría el resto de mi vida tratando de demostrar que están equivocados, que la vida me duele y me ríe al igual que los demás, que sé llorar y sonreír, que sé soñar, que me enamoro y desenamoro de la misma manera que todos, que también duermo, que tengo mal aliento por las mañanas aunque me lave los dientes todas las noches, antes de dormir. Si me dijeran que soy poeta me ocuparía más en ser hombre, porque solamente cuando uno es hombre, puede hablar de la vida y la vida es poesía.

1 comentario:

  1. realmente muy bueno Robert, todos tenemos un poeta escondido pero muchos no sabemos como expresarlo, dichoso el hombre o mujer que pueda plasmar su alma en un pedazo de papel o en un espacio como este y sobre todo compartirlo.

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